Habían pasado miles de años, sin embargo ambos continuaban buscándose.
Como podía olvidar ella las caricias de él, en la única noche que habían estado juntos?
Como podía él olvidar la suavidad de ese primer beso inesperado que acerco sus almas para siempre? Mucho menos de todo lo que vendría después.
Las vidas que llevaban eran muy rutinarias,
Ella en un país donde las cosas eran tan estrictas que funcionaban con una precisión, como las unidades que pueden marcar un reloj digital o el mas exacto de los relojes analógicos. En un país donde no podía mirar un segundo el cielo para pensar en aquel lejano tiempo, ya que este tipo de actos eran considerados perdida de tiempo. Sin embargo, en las noches, cuando regresaba a su casa, miraba por las ventanas del vehículo que la trasportaba y dirigía toda su atención por milésimas de segundo en una estrella que brillaba en el oeste.
Por otro lado, él si tenia bastante tiempo para detenerse a pensar, a analizar lo que ocurría a su alrededor. Todas las personas que lo rodeaban, vivían en un intenso presente y muchos lo incitaban a que corriera con ellos, a que disfrutara las mismas cosas, a querer tomar el mundo con unas manos tan pequeñas. Cuando él quería sentarse con uno de sus amigos, estos parecían no tener este pequeño tiempo porque estaban corriendo hacia un futuro del día del mañana que parecía tan cercano pero que nunca llegaba. Este era el ritmo de la sociedad que lo rodeaba.
Hace muchos años él había despertado los viejos recuerdos de sus vidas pasadas y sabia muy bien que debía buscar a alguien. Fue en un bello sueño de un tren donde la vio. Ella también tuvo un sueño similar, sin embargo por sus afanes de levantarse al sueño, que todos llamaban realidad, perdió su conexión con la historia que debía continuar y su alma quedo medio despierta a los recuerdos de él. No obstante, inconscientemente, todas las noches buscaba esas caricias que estaban marcadas con deseos y ternuras en su ser.
Los años continuaron pasando, él consiguió un trabajo y en una de sus vacaciones viajo al este, a una tierra lejana donde un extraño vehículo hacia grandes recorridos a través de bosques, lagos, pueblos antiguos, estructuras misteriosas y lugares fantásticos. Ella también tomo un vehículo similar pero en un viaje de negocios.
La gente estaba orgullosa del funcionamiento de este transporte, pero el destino ya tenia preparada su jugada y fue en esa estación, en un pueblo olvidado por la mayoría de personas y aislado del mundo a excepción por el tren, en donde dos trenes se vieron atrapados por una tormenta de nieve. El pequeño pueblo se vio sorprendido que gracias a la tormenta extrañamente los motores de los vehículos dejaron de funcionar cuando llegaron a la estación. Los pasajeros fueron hospedados en varios hoteles del pequeño pueblo. Los días pasaban y la situación parecía no mejorar.
Él se dedico a conocer los diferentes establecimientos del pueblo para conocer a los lugareños, escuchar sus historias y contarles algunas que él conocía. Por su lado, ella se encerró en una habitación en su computadora e intentar adelantar el trabajo que tenia pendiente, hasta que un día su herramienta de trabajo no encendió. Resignada decidió salir a tomar algo caliente en una cafetería cercana.
Él ya estaba sentado tomando una taza de café cuando la vio entrar.
Cuando ella entro, él se sintió obligado a verla detenidamente. Como no la había notado antes? el pueblo era pequeño y no tenia muchos habitantes que tendría que haberla visto en algún momento, pensó; pero sabia que era la primera vez y ya quería conversar con ella.
Él la vio ir a la barra, pedir una bebida caliente y sentarse sola en una esquina del café. Varios segundos después se lleno de valor, se levanto y se acerco a enfrentar su destino.
- Hola, he venido a dedicarte una poesía:
La noche ha sido eterna
el despertar lento.
Mezcle dos realidades en una sola
para descubrir que lo que sueño es realidad y la realidad es solo una ilusión.
Desde la vieja torre del oeste miro con anhelo el castillo del este,
se que allí habita un gran tesoro
y que es con el permiso de su dueña que
osadamente una día lo podre ver de frente.
El jardín fue cubierto por rosas rojas,
las espinas rasgaron suavemente los cuerpos de los guerreros
y después de una larga batalla en la que se perdieron de vidas ellos dos se vieron
en la fiesta que celebraba la victoria de la nación.
En un gran salón nos conocimos,
con el rose de los instrumentos la música se creo
y nuestros cuerpos bailaron durante horas.
Voy a esperar mil años para contarte esta poesía
la recitare de la misma forma en que hoy lo hago
tal vez con algo de temor de que no me reconozcas
y que tenga que esperar mil años mas.
Si conoces el significa solo tienes que entonar
suavemente la ultima oración
de esta poesía que en mi mente
mil años durmió.
Ella se levanto y con nervios respondió:
-No hay ultima oración en esta bella canción,
sin embargo permite me tomar tu mano
y con el cálido tacto de tu abrazo sentir,
gozar nuevamente lo que una noche hace mil años en mi cuerpo se grabó.
No temas, ven a mi,
acércate que solo como el braile se podrá releer
la historia que hoy quiero escuchar,
la historia de estos mil años en que estuvimos separados.
Él sonrió y la abrazo.
Ese fue el comienzo de un nuevo capitulo en su historia, un encuentro predestinado.
Continuara....
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